Critica al papel del corazon en la antropologia y la etica de Dietrich von Hildebrand.

AutorBuganza, Jacob
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CRITICISM TO THE ROLE OF THE HEARTH IN THE ANTHROPOLOGY AND ETHICS OF DIETRICH VON HILDEBRAND

  1. Introducción

    En esta exposición, nos proponemos reflexionar sobre algunos temas que ejemplifican tácitamente la estrecha relación entre la antropología filosófica y la ética. Trataremos específicamente de esta relación al enfocarnos a los afectos, muy destacados por la fenomenología, como se constata en autores como Dietrich von Hildebrand y Max Scheler. Nos referiremos en este trabajo a los afectos intencionales, es decir, a los afectos propiamente superiores, y no a los afectos corpóreos o pasionales, aunque tal distinción habrá que subrayarla frecuentemente (1). De acuerdo con von Hildebrand, esta distinción también puede adquirir la nomenclatura de afectos espirituales y no-espirituales. La diferencia escriba, según él, al recurrir a la relación con la corporalidad, pues los primeros tienen una relación fenomenológica con el cuerpo, mientras que los segundos, aunque relacionados con el cuerpo, son más "subjetivos", es decir, resultan menos localizables. El ejemplo clásico, y que retoma este autor, es el que se da entre el dolor, radicado en lo físico, y el sufrimiento. De entre los afectos intencionales o espirituales, nos interesan más en este momento las experiencias afectivas motivadas por valores, pues son las que se refieren más estrechamente al ámbito moral y, con él, al juicio práctico moral.

    Esta estrecha relación entre el ámbito moral, los valores y los afectos nos parece que es caracterizada correctamente por Leonardo Rodríguez Duplá en el ordo amoris, que consiste en un orden de prioridades. En efecto, opina este filósofo español que los fenomenólogos como Scheler, Hartmann o von Hildebrand han concebido que la acción recta se refiere al respeto debido al orden objetivo de los valores (2). Esta tesis logra apreciarse en El corazón de von Hildebrand, que retomaremos decididamente en este trabajo.

    Primero trataremos el arduo problema filosófico que hay entre el apetito y la afectividad, pues nuestra hipótesis es que el primero engloba al segundo, lo cual no está en consonancia con la filosofía de von Hildebrand. Enseguida, trataremos el tema de la libertad de la voluntad y el afecto para desembocar en el problema del juicio moral o valoración, en donde tiene vital importa el tema afectivo.

  2. El apetito y la afectividad

    Si hubiera que destacar en especial una de las enseñanzas fenomenológicas en torno a la ética, tal vez sería la que se refiere a las afecciones que experimenta el hombre al momento de valorar, es decir, al momento de efectuar un juicio práctico moral que tiene como consecuencia natural una decisión, fruto de la libertad. Y dentro de la multiplicidad de autores que se inspiran en el método fenomenológico para realizar sus pesquisas filosóficas, destaca de manera diáfana Dietrich von Hildebrand. A pesar de que cada vez circulan más las publicaciones de y sobre él, en realidad parece que es poco conocido en la filosofía iberoamericana. Sin embargo, se trata, sin más, de un filósofo de primer orden por su profundidad al momento de indagar sobre las motivaciones humanas que se refieren a los valores, tema predilecto de Max Scheler, de quien fuera amigo von Hildebrand, discípulos ambos de Edmund Husserl.

    Dentro de las múltiples obras de Dietrich von Hildebrand donde el asunto de los afectos es tratado, hay un texto que resulta fundamental. Nos referimos a El corazón, publicado originalmente en inglés como The Heart, donde hace muestra precisamente de una fenomenología personalista, al entender de Juan Manuel Burgos. El corazón resulta ser un análisis muy penetrante de los afectos representados precisamente por el símbolo del corazón humano, aunque es claro que no se trata del único corazón simbólico que recorre la literatura filosófica y teológica. El corazón se trata de una obra que no pierde su frescura y actualidad, y que relaciona a la fenomenología con uno de los temas predilectos que provienen de la tradición agustina, pasa por Pascal y desemboca en Scheler y en von Hildebrand.

    De acuerdo con nuestro filósofo, el corazón y la naturaleza humana están vinculados, pues "Tener un corazón capaz de amar, un corazón que puede conocer la ansiedad y el sufrimiento, que puede afligirse y conmoverse, es la característica más específica de la naturaleza humana". Se trata de la esfera "más interior" de la persona (3). Según él, el "abstraccionismo" recurrente en la filosofía ha hecho de este centro, de este cor, algo menos serio, profundo e importante que el tratamiento del entendimiento o de la voluntad. Para el filósofo florentino, tiene que evitarse este abstraccionismo, el cual consiste en hacer teorías sobre la realidad sin hacerle justicia precisamente a ella; en otras palabras, el abstraccionismo consiste en teorizar injustamente sobre lo real. Resuena seguramente el volver a las cosas mismas fenomenológico, por lo cual von Hildebrand tiene como meta estudiar y revalorar este centro afectivo que es el corazón humano. Es más, asegura este filósofo que "Mientras el entendimiento y la voluntad han sido objeto de análisis e investigación, el fenómeno del corazón ha sido repetidamente postergado". Y más adelante sentencia: "Y siempre que se le ha analizado nunca se le ha considerado al mismo nivel que el intelecto o la voluntad" (4).

    En efecto, la filosofía griega, en especial la de raigambre aristotélica, considera que los afectos o la esfera afectiva no requieren postular una facultad especial que dé cuenta de dichos fenómenos. Intentaremos aclarar un poco este punto, pues tal vez aquí la interpretación de von Hildebrand puede complicarse, porque asegura que es en la filosofía aristotélica donde no se acepta el papel central de los afectos para la vida humana, pues resultan ser una dimensión que el hombre comparte con los brutos. De ahí que von Hildebrand asiente que no debe aceptarse la posición griega que niega la dimensión espiritual a la afectividad y al corazón (5). Sin embargo, este autor no parece ir al centro del asunto, pues la filosofía de cuño aristotélico no niega la esfera afectiva o corazón humano; simplemente sostiene que no se requiere postular una tercera facultad racional, sino que con defender la existencia de las facultades cognoscitivas y apetitivas en su doble orden es suficiente para dar cuenta del fenómeno afectivo.

    Seguramente el núcleo del argumento de von Hildebrand descansa en que los afectos son intencionales. Ahora...

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