El conflicto entre las bases filosóficas del derecho moderno y posmoderno

AutorPablo Guadarrama González
CargoUniversidad Central de Las Villas. Santa Clara - Cuba guadarrama@uclv.edu.cu
Páginas123-159

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1. El paulatino ascenso al poder irracional universal del capitalismo

Uno de los grandes dilemas teóricos de finales del pasado siglo XX fue el supuesto agotamiento de la modernidad, -y con ella del humanismo, el racionalismo, el socialismo y hasta del cristianismo-(Lyotard, 1990:11), a partir del controvertido criterio según el cual esta no había cumplido plenamente sus funciones. Inexorablemente la modernidad sería sustituida por una sociedad, sino superior al menos distinta en sus principios donde el derecho y la política tendrían andamiajes muy diferentes e incluso contrarios a los que hasta ese momento se consideraba el paradigma de la sociedad liberal y democrática. Page 124

Con ese objetivo se reclamarían nuevos análisis teóricos sobre aquellos trascendentales cambios, por lo que aparecieron innumerables estudios con variedad de enfoques justificativos o críticos de la convocada postmodernidad. De inmediato comenzaron a aparecer propuestas de instrumentar nuevos elementos estructurales para apuntalar una presuntamente ya existente sociedad posmoderna.

A fines de los ochenta e inicios de los noventa del pasado siglo XX con el desastre del socialismo real se desató un triunfalismo neoliberal que auguraba buenos destinos el discurso voluntarista e irracionalista, revelado en su más común raigambre ideológica reaccionaria 1 y cuyas raíces habían aparecido desde mediados del siglo XIX en Schelling, Schopenhauer, Kierkergaard y finalmente Nietzsche. Precisamente este último fue uno de los precursores junto con Marx de la crítica a las insuficiencias de la filosofía moderna (Guadarrama, 2005) y de la propia modernidad (Guadarrama, 2002:103), aunque por supuesto con posturas muy distantes entre sí.

El discurso irracionalista recobró nueva vitalidad pues parecía corresponderse muy bien con el discurso neoliberal que tomaba auge por entonces en aparente lucha contra los totalitarismos y reivindicando aparentemente la democracia, cuando en verdad esta es manipulada atenta contra las conquistas de la modernidad por la propia naturaleza del capitalismo salvaje, donde se considera que el valor supremo que debe regir las relaciones sociales es el mercado y por tanto el ser superior es aquel que lo controle. De manera que en el conflicto entre el plano económico y el político en el capitalismo globalizado y neoliberal se hace mucho más evidente que en los tiempos premonopolistas.

Para el economista español Juan Francisco Martín Seco "Todo el proyecto neoliberal puede reducirse al intento del poder económico por quitarse el yugo impuesto por el poder político democrático". Page 125 Su credo, si así se puede llamar podemos sintetizarlo en siete puntos:

1) Mundialización de la economía y aceptación del libre cambio.

2) Mercados desregulados. En especial el mercado de trabajo.

3) Política monetaria intensa restrictiva.

4) Odio a lo público.

5) Políticas fiscales regresivas.

6) Destrucción de los mecanismos de protección social.

7) Pretensión de hegemonía en el pensamiento económico" (Díaz Seco, 1996:154).

Es evidente que para esas propuestas de desregulación de los mercados especialmente el de trabajo, las posturas racionales en primer lugar de los sistemas jurídicos pueden resultar contraproducentes o adversas a sus intereses, pues lo que se trata de estimular es el caos, el desorden, la inseguridad, la incertidumbre al menos para los sectores cuya subsistencia depende de buenas ofertas en el mercado laboral pues quienes tiene atesoradas sus ganancias no les preocupa mucho de manera inmediata sus posibles vaivenes.

Un estado de desequilibro permanente propicia que los obreros acepten cualquier oferta salarial o condiciones de trabajo indignas al menos para poder subsistir al día siguiente y seguir buscando alternativas mejores. Por eso la metáfora de que en el capitalismo prevalecen las leyes de la selva no es una simple imagen poética, del mismo modo que no lo fue para José Martí la referencia al tigre voraz que acecha constantemente a los pueblos de Nuestra América para dar sus zarpazos (Martí, 1974).

Sin embargo, la sociedad burguesa desde su consolidación invocó el orden y progreso entre sus consignas liberales fundamentada ideológicamente en el liberalismo y filosóficamente en el positivismo (Guadarrama, 2004) especialmente en América Latina. Page 126

Si algo debe dferenciar al socialismo del capitalismo es que frente a la espontaneidad fundamentada en la validez de lo irracional el socialismo debe proponer el control racional de los recursos naturales y sociales en beneficio de la sociedad por medio de la planificación y tomando en cuenta las necesidades reales de los diferentes sectores sociales económicamente desiguales. Por esa razón el irracionalismo como filosofía es hostil al intento de construir racionalmente una sociedad más humana y más justa.

Evidentemente en los últimos tiempos, especialmente a principios de este no menos convulso siglo XXI, tras la vorágine de la globalización y los desastres causados por la implementación de políticas neoliberales, se ha ido poniendo en desuso el discurso posmodernista. Pero el hecho de su atenuación no significa en modo alguno que no sea procedente detenerse en el análisis teórico de sus implicaciones pues aunque tal vez no ocupe la atención principal de los círculos intelectuales contemporáneos muchas de sus propuestas subyacen y se justificaron por determinados contenidos que poseían argumentos válidos y núcleos racionales suficientes.

La sociedad burguesa desde su gestación tuvo necesidad de desarrollar nuevas bases filosóficas y jurídicas, pero sobre todo para apuntalar teóricamente un aparato jurídico y político como los derechos humanos o el Estado de derecho que ni la antigüedad ni el medioevo le podían proporcionar plenamente a la sociedad, aun cuando pudiesen tomarse de manera aislada algunas conquistas anteriores.

Estos derechos pareciera en ocasiones que tuvieran una determinación ultraterrena aunque no necesariamente divina pero dan apariencia de haber descendido del cielo a la tierra 2 o de presentarse como la línea del horizonte oceánico que mientras más se avanza hacia ella más distante parece situarse, aunque en verdad siempre se avance en el recorrido realizado.

Si algo ha caracterizado a la sociedad burguesa es la capacidad de presentar como hechos favorables al progreso humano un conjunto Page 127 de acciones que tras la fachada de derechos ciudadanos, derechos individuales o genéricamente como derechos humanos se han presentado como conquistas extraordinarias de la humanidad. En verdad lo son siempre y cuando estén acompañados del derecho a la salud, a la educación, al trabajo, a la seguridad social, a la alimentación, la vivienda, etc., en fin los derechos más elementales de la vida que le permitan a una persona al menos el mínimo de una existencia digna, y una vez resueltos esos problemas vitales, entonces es deseable también tener derecho al voto, a la palabra, a la protesta, a la reunión, el libre movimiento, etc.

En los últimos tiempos de predominio de la ideología neoliberal se han dado algunos pasos atrás en relación a la mayoría de las conquistas alcanzadas en cuanto a muchos de estos derechos 3 y especialmente después de la derrota del socialismo soviético y de los países socialistas de Europa Oriental tomó fuerza la idea de que muchos de esas conquistas sociales no podían ser sustentadas pues iban a contracorriente de las utilitaristas concepciones prevalecientes.

Por esa razón Pablo Salvat considera que: "Por cierto, la reimplantación de la democracia ha sido positiva y ha significado un retroceso en el irrespeto a los derechos humanos de las personas. Sin embargo esta nueva situación no puede considerarse como la realización plena de esos derechos. Aún tenemos analfabetismo, miseria, exclusiones de todo tipo, entre nosotros. Por tanto hay que ampliar la noción de los derechos humanos. Y los campos que pueden irradiar en el presente. Ello obliga a tener y producir una noción más amplia de los derechos humanos, no remitida solamente a derechos cívico-individuales, sino también a todo aquel conjunto de derechos que aparecen como condición de posibilidad para la misma realización de aquellas prerrogativas individuales" (Salvat Boloña, 2005:136).

Lo cual resulta paradójico e irracional pues es de suponer que el desarrollo de la democracia propiciara esos derechos y lamentablemente al menos en los últimos tiempos no ha sido así pues la democracia se ha limitado al plano de la política en lugar de ampliarse Page 128 al plano social como oportunamente denunciara Antonio García Nosa, al considera que el despliegue de la democracia es "un problema total que no puede ser retaceado ni resuelto por partes "(García, 1951:5) Máxime cuando a su juicio existe una marcada contradicción entre el capitalismo, el liberalismo 4 y el logro pleno de la democracia, la cual solo sería posible según su criterio en lo que debía ser propiamente el socialismo, que no era precisamente el modelo soviético.

A la par la burguesía tuvo necesidad de desarrollar un instrumento más eficaz para salvaguardar sus intereses, esto es, el llamado Estado de Derecho, aunque este también desplegara una fachada de universalidad representativa. Y con ese fin gestó bases filosóficas más acordes con las nuevas exigencias y hasta quizás en mayor consonancia con la tesis de Marx según la cual la realidad no puede ascender de los libros sino al revés los libros deben ascender de la realidad, lo cual no significa minimizar el papel de los pensadores en la formulación de modelos de sociedad, de sus leyes, rasgos, etc. Pero en verdad, una vez constituido el nuevo proyecto político y...

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