Indicadores sobre política social.

AutorGonz
CargoVenezuela

Desde el año 1999 el Ejecutivo Nacional inició la ejecución de nuevas estrategias de acción en materia social que dejaban a un lado el énfasis en la localización y la compensación que caracterizó la política social durante los años '90. Sin embargo, iniciativas como el Fondo Único Social (FUS) y el Plan Bolívar 2000 no constituían una estrategia integral con posibilidad de sustituir la batería de programas de la década precedente.

A partir del año 2003 se ha emprendido una serie de nuevos programas en el área social que han sido denominados >. En éstas sí puede reconocerse una estrategia integral (1) orientada a disminuir las brechas de atención en sectores prioritarios como salud y educación, así como la constitución de una red de promoción de los grupos desfavorecidos mediante el impulso a la economía popular. A continuación se presentan los indicadores que han podido obtenerse sobre la ejecución de estos programas en las distintas áreas de acción, acompañados por una breve descripción de la orientación predominante en cada una de ellas. Si bien la política social de la actual administración no consiste únicamente en las Misiones, el presente trabajo se centra en ellas por presentar los mayores vacíos de información al estar aún fuera de las fuentes tradicionales de estadísticas oficiales del sector social.

  1. EDUCACIÓN

    La política social actual ha introducido tres cambios de énfasis notorios en relación con la política educativa:

    * La inversión en el sector no se dirige exclusivamente a la población infantil y juvenil, quienes eran los principales beneficiarios tanto del sistema formal de enseñanza (educación pre-escolar, básica y media), como de la educación no formal (2) (programas del INCE o Capacitación y Empleo Joven, iniciado en la década de los 90). Con las Misiones, la política educativa no tiene restricciones de edad y su objetivo deja de ser la calidad de vida de las generaciones futuras, para pasar a atender los déficit o brechas del presente, resultado de la exclusión de las políticas educativas tradicionales.

    * El sistema escolar formal deja de ser el actor privilegiado de las políticas educativas, para dar mayor espacio y relevancia a estrategias pedagógicas no convencionales en los diferentes niveles de instrucción, más adecuados a las necesidades de la población adulta.

    * El propio sistema de educación formal deja de concebirse bajo una orientación de política integral con la creación de una red distintiva, formada por las Escuelas Bolivarianas, Liceos Bolivarianos y Escuelas Técnicas Robinsonianas.

    A continuación se presenta una breve descripción de las distintas misiones, junto con la información estadística que hasta el momento ha sido posible recopilar sobre su gestión, así como algunas conclusiones generales.

    La Misión Robinson se inicia en el año 2003 con la finalidad de emprender un agresivo plan de alfabetización de la población adulta en un corto período de tiempo, utilizando para ello el método >, que consta de tres etapas: adiestramiento, lecto-escritura y consolidación (3). La meta del programa era erradicar el analfabetismo en un año. Si bien no se han publicado estimaciones oficiales del impacto del programa a fin de verificar si esta meta se ha cumplido luego de casi dos años de ejecución, los ejecutores oficiales evalúan que la primera etapa de la misión ha sido un éxito (FEGS, 2004: 5). En función de los logros de esta etapa, se ha diseñado la Misión Robinson II a través de la cual se busca continuar la formación de la población alfabetizada hasta completar las dos primeras etapas de la educación básica (1. a 6. grado). Se prevé el logro de este objetivo mediante un curso con duración de 10 meses.

    Un elemento central en la estrategia de la misión es acercar los ambientes de formación a las comunidades, así como aprovechar la experiencia cotidiana de los alfabetizandos en su proceso de formación.

    Los indicadores disponibles muestran que la cobertura de la Misión Robinson ha significado un importante incremento de la oferta en materia de educación de adultos, la matrícula en cursos de esta naturaleza se ha multiplicado casi por 10 en el caso de los programas de alfabetización y por 3 en el caso de los cursos de las primeras etapas de básica.

    Se reporta también una razonablemente alta tasa de egreso, aunque ésta presenta variaciones entre entidades federales. Por último cabe destacar que los indicadores de recursos del programa sugieren una atención muy cercana dado el bajo número de alumnos por facilitador que se reporta: 10,5 en Robinson I (alfabetización) y 16,6 en Robinson II (1 y 2 etapa de básica).

    La Misión Ribas se inscribe en una óptica y mecanismos de intervención semejantes a los de la Misión Robinson, sólo que destinada a la población que no completó la tercera etapa de básica o la educación media. En esta estrategia se incluye también la Misión Sucre, orientada a los bachilleres excluidos de la educación superior.

    También en el caso de la Misión Ribas se aprecia la gran importancia del programa en términos de su cobertura, ya que la cantidad de inscritos es superior a los inscritos en educación media, incluso sumándoles aquéllos que cursan en la modalidad de educación de adultos. En el promedio nacional, hay 1,14 estudiantes en la Misión Ribas por cada estudiante de los programas de educación media tradicionales, aunque hay entidades donde los estudiantes de media son más: Amazonas, Aragua, Bolívar, Carabobo, Falcón, Nueva Esparta y Zulia.

    La relación de alumnos por facilitador es más alta que en la Misión Robinson, con un promedio nacional de 28,04 lo cual podría explicarse por un mayor nivel requerido para asumir el rol de facilitador a este nivel.

    A continuación se presentan los indicadores obtenidos con respecto a la Misión Sucre, sin embargo la comparación con la magnitud de nuevos inscritos en el sistema de educación superior sólo puede hacerse con el total nacional, ya que no fue posible obtener cifras por entidades federales.

    La cobertura del presente programa aparece como menos extensa que la de otras misiones educativas, ya que sólo incorpora 72.000 bachilleres a nivel nacional (lo cual representa apenas un 33% de los nuevos inscritos en el sistema de educación superior en 2002 (4)). Este resultado probablemente puede explicarse por la duplicidad de programas con un mismo objetivo, ya que la Universidad Bolivariana de Venezuela también se propone la inclusión en la educación superior de los bachilleres tradicionalmente excluidos y ambas estrategias funcionan de forma independiente. Por lo anterior, para conocer el número de jóvenes que han ingresado a nuevas alternativas de formación a nivel superior sería necesario incluir también a los inscritos en esta institución, pero no se ha encontrado...

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