La reducción del tiempo de trabajo frente a sus últimas fronteras

AutorEfrén Córdova
CargoProfesor de Derecho del Trabajo de la Florida International University
Páginas161-190
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La reducción del tiempo de trabajo frente
a sus últimas fronteras
*
Introducción.Introducción.
Introducción.Introducción.
Introducción.
La semana laboral de 35 horas establecidas en Francia en el año 2000
marca un hito importante en el movimiento secular hacia la reducción de las
horas de trabajo. Dicha medida fue propuesta por el ministro de trabajo Martine
Aubry firmemente convencida de que la nueva jornada reduciría drásticamente
el desempleo, que era a la sazón del 11 por ciento, y fortalecería sus
aspiraciones presidenciales. Cinco años después la taza de desocupación se
mantiene alrededor del 10 por ciento y las ambiciones de Mme. Aubry se han
visto por el momento frustradas.
El proyecto Aubry puso una vez más sobre el tapete la cuestión de
saber si se ha llegado o no a las últimas fronteras de largo proceso en pro de
la reducción de las horas de trabajos o si se trata de episodio más de una
tendencia permanente o de una duración indefinida como algunos laboristas
sostienen1. No es modo alguno un debate académico pues fue en la propia
Francia donde el ministro de economía Nicolás Sarcozy propuso en 2004
dejar sin efecto la semana de 35 horas alegando que dicha semana representaba
una carga económica insoportable para las empresas. Al año siguiente el
parlamento francés dejó en parte sin efecto la semana de 35 horas al permitir
que los patrones ofrezcan más horas de trabajos a su personal a cambio de
mayores salarios. Fue un caso típico de aflojamiento o flexibilización de una
norma protectora en aras de la competitividad de las empresas.
El caso de la Ley Aubry no es por cierto el único en que se han planteado
drásticas reducciones del tiempo de trabajo. En la misma Francia se propuso
hace años la semana de 30 horas. En 1980 el sindicato estadounidense United
Automobile Workers estuvo a punto de lograr la semana de cuatro días laborales
en la industria automotriz. En 1993 el convenio colectivo de Volkswagen
introdujo la semana de 28.8 horas con una reducción del 20 por ciento en los
salarios. En plano legislativo Bélgica fue más mensurada cuando en 2003 redujo
las 39 horas semanales a 38. La propia semana de 35 horas tuvo sus primicias
en la industria metalúrgica de Alemania en la década del 80.
*Estudio publicado en la revista
Derecho Laboral.
Montevideo, Tomo XLVIII, nº 219, julio-septiembre
de 2005, pp. 445-459.
1Véase RENDÓN, Jorge.
Derecho del Trabajo
. Lima, Editorial Tarpuy (S./F.) p. 201.
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Efrén Córdova
Otros países industrializados, excepto Japón, también optaron en fechas
recientes por reducciones en la duración del trabajo, si bien éstas fueron más
moderadas o fueron acompañadas de ciertas compensaciones a las empresas.
Italia dispuso en 2001 la introducción de las 35 horas luego de haberse otorgado
subsidio a las empresas afectadas. Portugal redujo las jornadas semanal de 44
a 40 horas. Varias comunidades autónomas españolas establecieron las semanas
de 35 horas para sus empleados públicos y la promovieron para el sector
privado mediante subsidio a las empresas y reducción de sus cotizaciones
sociales2. Entre 1983 y 1993 Europa pasó de 1702 a 1668 horas de trabajo al
año.
Aunque los recortes precitados se refieren sólo a países industrializados
y tras su introducción puede hallarse siempre la presión del poderoso
movimiento sindical europeo parece, oportuno indagar con mayor profundidad
cuales otros factores han estado presente en ese movimiento y cuales son las
perspectivas de que la semana de 35 horas adquiera el mismo valor normativo
y proyección general que tuvieron las semanas de 48, 44 y 40 horas. Tratándose
de la condición de trabajo que junto al salario más directamente afecta a los
interés primordiales del trabajador y la empresa, se hace necesario ponderar
los cambios que últimamente se han producido en las causas que inciden en
el tamaño de las jornadas y discernir hasta que punto son previsibles ulteriores
reducciones. Hablamos aquí de los pros y contras de la reducción de las
jornadas en el contexto de las varias dimensiones que hoy se atribuyen al
trabajo: como obligación principal del trabajador y como su contrapartida el
derecho al descanso, como factor de producción y como medio de subsistencia
del trabajador y sus familias, como modo de realización de la personalidad
plena del hombre y como fuente de valor y punto de partida del desarrollo
de los países. Esa valoración polipartita involucra, por supuesto, enfoques
inicroeconómicos y macrosociales.
Demografía vs. Globalización.Demografía vs. Globalización.
Demografía vs. Globalización.Demografía vs. Globalización.
Demografía vs. Globalización.
Si bien el debate sobre la fijación de límites a las horas de trabajo se ha
nutrido siempre de argumentos muy diversos de corte tradicional (Protección
de la salud, compatibilización del trabajo con la vida familiar, etc.) es evidente
que la contraposición resiente apunta hacia una dimensión más amplia y
compleja, a saber la del factor demográfico frente a los requerimientos de la
globalización. De una parte, el aumento acelerado de la población unido a
los progresos en las expectativas de vida y a los avances tecnológicos parece
2VON POTOBSKY, G.
Tendencias del Derecho del Trabajo
. Buenos Aires, Editorial El Derecho (2004)
pp. 28-31.

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