Silueta del profesor Arturo Luis Torres-Rivero

AutorEdison Lucio Varela Cáceres
Páginas17-21

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Sentimientos contrariados tenemos al escribir estas líneas. Por una parte, la evidente tristeza al saber de la partida del insigne abogado, pero a contracorriente, regocijo al poder homenajear a un jurista de la talla del profesor Torres-Rivero, que no dudamos en afirmar que dejó varios discípulos y amigos en su tránsito por esta orbe.

Si bien no disfrutamos del placer de conocerlo personalmente, vale mencionar que desde que comenzamos a estudiar el Derecho de Familia se tuvo pronto noticia de su perfil profesional, en el cual resaltó no solo como abogado de gabinete –como se decía antaño–, sino también como catedrático; sus obras hablan por él y trasmiten una imagen fuerte, vehemente en sus ideales y para nada limitado por lo que algunos consideran políticamente correcto. Tal vez, por lo anterior, nos agradó siempre su doctrina, ya que transmite un pensamiento preclaro y para nada acomodaticio, con una crítica ardiente, sin rebajarse al lugar común, haciendo siempre gala de argumentos sólidos y bien documentados dentro del campo jurídico, sin disminuirse ante las presiones del poder que lo adversaban, de allí que en sus propias palabras se definía como “mental, profesional, económica y políticamente independiente”, y su lema de vida era: “me considero un hombre normal, no más vivo ni más tonto que los demás; quien se considera demasiado vivo, al final es demasiado tonto”, por ello tenía la siguiente posición:

Como en la vida, en el Derecho afloran o fluyen los criterios u opiniones, generalmente heterogéneos, excepcionalmente concordantes y no siempre unánimes. Nadie es dueño de la verdad y lo interesante es lo razonado o argumentado, sin llegarse a repetir rimbombantemente lo de fulano, mengano, zutano, perencejo, y yo no digo ni pío.

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El profesor Torres-Rivero, cumanés de nacimiento, se graduado en la ilustre Universidad Central de Venezuela el 17 de octubre de 1956, ingresando al escalafón docente el 15 de marzo de 1960, allí llego a ser profesor Titular, después de cumplir rigurosamente con todos los trabajos de ascenso correspondientes, fue profesor de Derecho Civil –familia y sucesiones–, del postgrado de Derecho de menores –ahora Derecho de la niñez y adolescencia– y del doctorado. Miembro de número del Instituto Venezolano de Derecho Social. Varios de sus trabajos fueron laureados con los reconocimientos más apetecidos y prestigiosos en el campo de las ciencias jurídicas, como lo es el Premio de la Academia de Ciencias Políticas y Sociales recibido en el año 1981, o lo fue el Premio “Luis Sanojo” de la Biblioteca de...

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