Concertación social: teoría general y experiencia latinoamericana

AutorOscar Hernández Álvarez - Napoleón Goizueta Herrera
Cargo del AutorAbogado, egresado de la Universidad Central de Venezuela - Abogado. Doctor en Derecho
Páginas243-259
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Concertación social: teoría general
y experiencia latinoamericana
1.-1.-
1.-1.-
1.- Concepto:Concepto:
Concepto:Concepto:
Concepto:
La concertación social es una práctica de política social y económica,
que ha sido adoptada en diversos países para afrontar importantes problemas
nacionales o regionales, los cuales, en los distintos países, son de la más
diversa índole, desde las dificultades derivadas de una crisis o depresión
económica, hasta la forma de enfrentar las consecuencias de una situación
de bonanza o cualquier coyuntura específica que se haya planteado en la
realidad de ese país o, incluso, de una región del mismo. Ella supone,
fundamentalmente, un compromiso de los actores sociales, los cuales, sin
renunciar a la defensa de sus específicos y contradictorios intereses, se
obligan a adoptar un comportamiento mantenido dentro de márgenes que
hagan posible la realización de ciertas políticas adoptadas para lograr
respuestas adecuadas a los requerimientos de la situación económica y social.
Mediante la concertación se persigue que los actores sociales, en lugar de
mantener actitudes de permanente y absoluta confrontación, logren ciertas
áreas de consenso que suponen obtener, a mediano y a largo plazo, resultados
ventajosos para ambas partes y para la sociedad en general.
En este sentido, las organizaciones representativas de los empleadores
y de los trabajadores, a través de los consensos a los cuales llegan, pasan a
jugar, junto con el Estado, el papel de participantes. Por ello los procesos
de concertación social afectan necesariamente el ejercicio del Poder Público,
pues suponen que la escogencia de opciones, que constitucionalmente
corresponde al Estado, se sujeta a una negociación entre éste y los actores
sociales, a fin de lograr un consenso, ya no de orden parlamentario, sino
político-social, mediante el cual los poderes públicos persiguen que «los
interlocutores sociales les apoyen y auxilien en sus propósitos de política
económica, confiando en el poder y fuerza organizativa de éstos para suplir
su propia carencia de poder y legitimidad1». Importantes antecedentes y
experiencias de concertación social pueden ser registrados, en escala
internacional, en los acuerdos, declaraciones y resoluciones de la Organización
Internacional del Trabajo y, en escalas nacionales, en los procesos vividos
por diferentes países, como por ejemplo los países nórdicos, Bélgica, Austria,
Japón, Reino Unido, República Federal Alemana, Italia, España, etc. En
_______________
1 M.RODRÍGUEZ PIÑERO. El Futuro de la Concertación Social en la Concertación Social tras la Crisis,
dirigido y coordinado por Antonio Ojeda Avilez, Editorial Barcelona, 1990 p. 315.
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América Latina se han producido algunas experiencias, que a veces no han
pasado de ser tentativas, que pueden considerarse como propuestas o
procesos de concertación social.
2.-2.-
2.-2.-
2.- Terminología.Terminología.
Terminología.Terminología.
Terminología.
Siendo una práctica negocial cuyo objeto y contenido tiene que ver
con aspectos políticos, económicos, jurídicos, sociales, fiscales, laborales,
etc., no es raro que se presenten dificultades para tipificar la concertación
social como figura distinta de otras similares que funcionan dentro de los
ámbitos referidos. En este sentido, puede observarse en las ciencias sociales
la existencia de una variada terminología para referirse a fenómenos que
podrían considerarse equivalentes o similares a lo que en este trabajo
denominamos concertación social. Sin ánimo de establecer precisiones
definitivas, de difícil logro, nos permitiremos asomar algunos criterios para
apuntar el uso de la expresión «concertación social» en forma diferenciada
de otros términos conexos:
a) Diálogo Social:a) Diálogo Social:
a) Diálogo Social:a) Diálogo Social:
a) Diálogo Social: El uso de esta expresión se ha venido haciendo
cada vez más frecuente, especialmente en la última década, tanto en la
doctrina como en el mundo de las organizaciones nacionales e internacionales
que se relacionan con el ámbito laboral .Así, la propia O.I.T. ha considerado
que el fortalecimiento del dialogo social, junto con el del tripartismo,
constituye uno de sus objetivos estratégicos. En América Latina, con el auspicio
de esta última organización, se ha constituido una red de institutos de
educación superior que incluye el diálogo social como uno de sus programas
acádemicos. La Declaración Socio Laboral de Mercosur establece en su artículo
13 el compromiso de los estados parte de fomentar el diálogo social en los
ámbitos nacional y regional.
La expresión diálogo social es especialmente amplia e imprecisa y
quizás sea esta característica la que explique la frecuencia de su uso, pues
permite hacer referencia a muy diversas formas de interacción entre las partes
sociales. Incluso, dentro de un proceso conflictivo, por muy tenso que sea,
pueden producirse, y generalmente se producen, manifestaciones de diálogo
social cuando las partes entablan conversaciones para ponerle fin. De allí
que podríamos decir que el diálogo social comprende diversas formas más
o menos continuas de interacción de las partes sociales destinadas a lograr
un consenso o a intercambiar información o puntos de vista. Conforme a esta
óptica, el diálogo social constituye un género comprensivo de diversas
especies, cuyas particulares características son las que le den una esencia
diferenciada. En este sentido, a nuestro criterio, si bien el diálogo social no
requiere acuerdo como la concertación, debe suponer un intercambio de
opiniones más constante que la consulta. Si un Gobierno somete su política
social a la discusión permanente y abierta de los empleadores y trabajadores,
tomando nota de sus respectivos criterios, aún cuando no los adopte, estará
propiciando un diálogo social, aún cuando los resultados negativos del mismo
impidan la concertación. Si ese Gobierno se limita a requerir la opinión de
Oscar Hernández Álvarez

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