The doubt and its limitations / La duda y sus limitaciones.

AutorRamis M., Pompeyo
CargoEnsayo
  1. Se puede plantear la duda desde el conocimiento de las cosas o desde la capacidad del entendimiento para conocerlas. La primera duda puede presentarsenos luego que el entendimiento ha realizado la interpretacion del objeto. Analizado este, aplicamos la critica de la razon pura o de la razon practica, segun se trate de proposiciones o de hechos. Si la duda aun persiste, quiza repitamos la operacion, o tal vez dirijamos nuestras potencias a otros objetos para ver si todos ellos ofrecen iguales o semejantes motivos de duda. Si por parte de los objetos de conocimiento no se resuelve la incognita, entonces pueden ocurrir dos cosas: o que recordemos la sentencia de Heraclito: "a la naturaleza le gusta esconderse" (physis cryptesthai philei) (1), y en consecuencia persistamos pacientemente en la investigacion; o que, desenganados, nos preguntemos hasta donde alcanza la capacidad real de nuestra potencia cognoscitiva.

    En la historia del pensamiento filosofico se ha procedido casi siempre de la misma manera: el pensador se aplica primero al estudio de los objetos, para luego comprobar la objetividad del conocimiento obtenido. Pero, aunque esta ultima operacion historicamente haya surgido despues, la metodologia actual nos exige que atendamos a ella primero. Hay que empezar, pues, con este planteamiento: ?cual es la verdadera capacidad del entendimiento humano para formular doctrinas cientificamente validas? Si la respuesta a esta pregunta fuera posible, cada ciencia tendria su ruta establecida, y todas se desarrollarian sin mas conflictos que los generados tanto por la dificultad de la materia en si como por las deficiencias subjetivas de los investigadores. Dentro de este panorama se encuadra la cuestion que comunmente se conoce como el problema del conocimiento.

    Tal es el problema que planteo Descartes, y solo con respecto a la filosofia, pues las demas ciencias no tienen necesidad de plantearsela porque sus objetos de conocimiento suelen ser claros y precisos. Es Descartes quien por primera vez justifica su preocupacion gnoseologica de esta manera: "Nada dire de la filosofia sino que, habiendo sido ella cultivada por los mas eminentes espiritus a traves de muchos siglos, y no habiendo en ella cuestion alguna que no sea aun disputada, y por tanto que no sea dudosa, tuve casi por falso todo aquello que no era mas que verosimil" (2). Los filosofos anteriores a la "cuestion del metodo" tambien sabian de sus errores y malentendidos, pero creian que lo natural era discutirlos sin necesidad de hacer borron y cuenta nueva. No dramatizaban el hecho del error de su excesiva frecuencia. Probablemente creian que las disensiones y errores no son incompatibles con el trabajo cientifico.

    Pero Descartes, que traia prejuicio de la Matematica y la Geometria, se resistia a creer que la Filosofia no pudiese llegar a la apodicticidad de aquellas ciencias, y asi planteo de forma indirecta el problema del conocimiento pensando en la posibilidad de reiniciar la Filosofia a partir de cero. Tal vez suponia que a traves de una revision total se llegaria a saber si las potencias cognoscitivas humanas ofrecen garantia de credito. Pero es extrano que no se decidiera por un procedimiento mas sencillo, como este: averiguar si es verdad que el hombre va adquiriendo por su experiencia la certeza de algunas verdades peculiares, especulativas y practicas, esencialmente vinculadas a su existencia y conductoras de su quehacer cotidiano; si en medio de esas circunstanciales certezas, tiene tambien conciencia de las limitaciones de su entendimiento a la vista de los errores propios y ajenos; si se da cuenta de que llegar a la perfeccion absoluta del acto de entender es imposible, no por defecto de su naturaleza sino por su finitud.

    Avanzando asi en la reflexion, tal vez sobraria esa especie de simulacion mental que es la duda metodica, y se sabria hasta donde es posible el conocimiento sin error. Porque, en efecto, la conciencia no precisa de largos recorridos por la Historia para percatarse de algo tan simple como la natural imposibilidad de sobrepasar la naturaleza humana, y no -repito- porque esta sea una naturaleza imperfecta, sino porque esta encuadrada en los limites de una finitud que no le supone ninguna incomodidad, por serle connatural. Y precisamente porque es asi, la conciencia es capaz de repasar los conocimientos y las cosas conocidas en vistas a indagar donde se hallan tanto las ocasiones de errar como las vias de rectificacion. Por este camino de reflexion la mente humana puede, en primer lugar, convencerse de la objetividad de algunas verdades de evidencia inmediata. No importa que sean pocas -que lo son-; lo que interesa es asegurarse de que la certeza es posible, al menos en contadas ocasiones. Basta, de momento, que nos convenzamos de esta pobre verdad: de que lo mas facil es el error y lo mas dificil la certeza. Convencidos de esto, iremos a la busqueda del conocimiento con pocas esperanzas, pero tambien sin miedo al desengano, sabiendo que errar es humano. De esta manera quedamos vacunados contra el dogmatismo ingenuo, que con una sola muestra de saber cree haber librado carta de garantia a la totalidad del conocimiento.

  2. Las pequenas evidencias son suficientes para no condenar el conocimiento al fracaso, pero en modo alguno sirven para elevarlo a la conciencia critica. La continua amenaza del error no se conjura anteponiendo dogmas. En algun momento de su reflexion el filosofo se vera obligado a plantear el problema del conocimiento. Asi como se apercibe de las verdades evidentes, tambien debe inquietarlo la inminencia del error. Asi como la discrepancia es natural en la convivencia humana ordinaria, mayormente lo es entre quienes profesan la Filosofia, como resulta evidente a traves de la historia del pensamiento. Pero cuando las disputas se entablan entre filosofos, entonces surge el primer problema filosofico: el del conocimiento. No es que las otras ciencias carezcan de dificultades, pero no se las plantean como un problema de la ciencia sino como obstaculos transitorios. Los cientificos no se proponen lo que a priori reconocen como imposible, ni problematizan el acto de conocer cuando no pueden alcanzar su proposito. La ciencia solo se mueve en el terreno de la experiencia posible. Cuando un investigador cientifico tiene claro su objeto y los medios materiales para conocerlo, seria insensato si anticipara dudas sobre la capacidad de su intelecto. Absurdo seria, por ejemplo, que un astronomo acomodado en su observatorio empezara preguntandose si el pensamiento humano es capaz de atingir la realidad objetiva. La diferencia entre el problema cientifico y el filosofico estriba en que lo problematico de la ciencia yace en el objeto del saber, mientras que el de la Filosofia surge del mismo acto de conocer. Fuera de la Filosofia, ninguna ciencia se pregunta sobre la relacion entre el ser y el conocer. Pero, como el filosofo busca las ultimas razones de los fenomenos, tiene que llegar el momento en que se pregunte si existe verdadera correspondencia entre el ser de las cosas y el conocimiento de ellas. Este es uno de los problemas que mas se ha debatido desde el comienzo de la Filosofia.

    Las antinomias griegas de monismo-pluralismo, ser-nada, objetivo-subjetivo, ideal-real se extendieron al pensamiento de tiempos sucesivos como problemas a resolver, los cuales, todavia hoy, siguen irresolutos. Por eso el filosofo que insista en los mismos sigue siendo un filosofo actual. Tan actual es el pensador aristotelico como el heideggeriano. No es nada trasnochado preguntarse si es posible la adecuacion entre el entendimiento y las cosas; si hay que tomar en serio a quienes afirman que la Nada es una entidad distinta del ser; si existe un unico entendimiento agente universal del que proceden todas las inteligencias particulares. Y asi muchas otras interrogaciones.

    Por otra parte, el hecho de que la Filosofia, desde Parmenides hasta hoy, haya circunvalado siempre alrededor de los mismos temas y problemas, es algo que anade interrogantes sobre interrogantes. Cada nueva teoria basada en otras anteriores supone una beligerancia a favor del pensamiento antiguo, que nunca deviene historico porque siempre permanece en plena discusion. Por eso el pensar filosofico no es antiguo ni moderno. Cada filosofo puede abundar en la doctrina que prefiera, ya sea actual o secular, sin levantar escandalo. Dar por definitiva la doctrina de Aristoteles, la de Kant o la de Hegel es solo cuestion de libre albedrio. Salvo algunos axiomas logicos, ninguna proposicion quidditativa es apodictica, pues la apodicticidad no es condicion primera ni unica para la legitimidad de una ciencia. Sin embargo el filosofo no podra evitar que su doctrina preferida sea siempre adversa frente a las demas preferencias, porque cada sentencia de fondo ontologico puede ser rebatida sin que se suponga que solo una de las partes contendientes tenga que ser la correcta. Esta es una ventaja que tiene la Filosofia en comparacion con otras ciencias: que las contradicciones de los debates van acumulando motivos para nuevas discusiones, haciendo asi que las doctrinas antiguas vayan creciendo de caudal a expensas de las nuevas.

  3. El ambito en que se dan estas disputas es el conocimiento reflejo, es decir, dentro del cumulo de datos...

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