Tres enfoques necesarios para la victimologia (1).

AutorBirkbeck, Christopher

Resumen

Hablar de la victimización implica adoptar una postura de censura sobre el daño sufrido o sobre el ente que causa ese daño. Sin embargo, y aun cuando esté actualmente de moda, la censura es un modo insuficiente y a veces cuestionable de abordar los problemas sociales. En este ensayo se plantea que el problema de la victimización sólo puede ser tratado de manera aceptable y eficiente con recurso a la ética, la ciencia y la praxis. Y con ejemplos tomados de la victimología actual se exploran los aportes y retos de cada una de estas áreas de actividad intelectual. Pese a lo incipiente de su desarrollo, se concluye que la victimología sólo logrará avances significativos mediante la combinación de las perspectivas ética, científica y práctica, en un abordaje humanístico del problema de la victimización.

Palabras claves: Victimología, Victimización, Ética, Ciencia, Praxis.

Three perspectives necessary for victimology.

Abstract

To use the word victimization implies an attitude of censure regarding harto, or the agent causing that harto. Despite its current popularity, however, censure is an insufficient and sometimes questionable way of dealing with social problems. This articte argues that the problem of victimization can only be handled in ah acceptable and efficient manner by recourse to ethics, science and praxis. Using examples drawn from contemporary victimology, the contributions and challenges of each of these dimensions of intellectual activity are explored. Despite its incipient development, victimology will only achieve significant advances in solving the problem of victimization through the combination of the ethical, scientific and practical perspectives.

Key words: Victimology, Victimization, Ethics, Science, Praxis.

Trois visions néeessaires pour la vietimologie.

Résumé

Parler de la victimisation implique l'adoption d'une attitude de censure du dommage souffert ou de l'entité qui l'a produit. Cependant, et meme si c'est actuellement à la mode, la censure est un moyen, insuffisant et parfois réfutable, d'aborder les problèmes sociaux. Cet essaie propose que le problème de la victimisation peut être traité seulement de façon acceptable et efficace faisant recours à l'éthique, à la science et à la praxis. En suite, avec des exemples pris de la victimologie actuelle, on explore les apports et les défies de chaque une des parties de cette activité intellectuelle. Malgré la déficience de son développement, on conclue que la victimologie réussira des avances significatives, seulement par le biais de la combinaison des perspectives éthique, scientifique et pratique, dans un abordage humaniste du problème de la victimisation.

Mots clefs: Victimologie, Victimisation, Éthique, Science, Praxis.

  1. El problema de la victimización

    Los estudiosos de las palabras nos cuentan que el término "víctima" indicaba, en un primer momento, la persona (o animal) destinada al sacrificio. Esa historia revela el origen de "la víctima" como denotación de uno de los participantes centrales en una ceremonia colectiva, la cual designaba un rol, pero no una experiencia. Queda a nosotros, en la distancia del tiempo, preguntar y especular sobre lo que sentiría una persona sometida a sacrificio. Y la evolución etimológica de la palabra "víctima" deja poca duda sobre nuestra opinión en ese sentido: actualmente una víctima se entiende como "una persona que padece daño por culpa ajena o por causa fortuita" (Diccionario de la Lengua Española, 1992).

    Ahora bien, como es natural cuando una disciplina reflexiona sobre su objeto central de estudio, la victimología ha generado una serie de inquietudes en torno a la definición de la víctima. Se pregunta, por ejemplo, sobre la posibilidad de que el daño provenga no solamente de otras personas, sino de la propia persona; sobre la posibilidad de que las personas jurídicas y las colectividades también sean víctimas; y sobre la posibilidad de que la victimización no se restrinja a los daños criminalizados, sino que incluya otros tipos de daño (Rodríguez Manzanera, 1999). Sin embargo, ninguna de estas posibles variantes le resta al concepto de víctima su esencia, esto es, el daño sufrido; sólo se ocupan del tipo de daño que tendría cabida cuando hablamos de victimización.

    En el mundo, los daños pueden ser muchos. Una piedra puede ser dañada en una caída precipitosa; el tejido de una fruta puede ser dañado por un gusano; y una persona puede sufrir daños al recibir una bofetada. En todos sus usos, el daño no es más que un descriptor de una desmejora; pero cuando se aplica a los seres humanos, o a las cosas que tengan importancia para los seres humanos, el daño normalmente abre la puerta a nuestros juicios valorativos: el daño es algo indeseado. Así, el reconocimiento del daño normalmente es acompañado por la censura--no de la desmejora en sí, sino de lo que la produce. El daño abre las puertas al mundo de la moral.

    Por ello, es natural que al hablar de las víctimas, solemos emplear la crítica, la preocupación, la denuncia y la indignación, todos estos reveladores de la dimensión moral en nuestra interacción con el mundo social. A modo de ejemplo, quiero citar los siguientes textos:

    Ahora mismo, la violencia contra las mujeres es un crimen universalmente devastador y a menudo impune. Va más allá de todas las fronteras y sus exhorbitantes costos humanos y económicos deben ser aún calculados ... El Banco Mundial ... estimó que la violencia contra las mujeres es tan importante como el cáncer como causa de muerte e incapacidad entre las mujeres de edad reproductiva y origina más problemas sanitarios que los accidentes de tránsito y la malaria juntos. En todo el mundo, una de cada cuatro mujeres ha sido o será violada, muy a menudo por alguien al que conoce, mientras que en algunos países se estima que 75 por ciento de las mujeres es objeto de maltratos por parte de sus esposos. (Heyzer, 2000) Podríamos decir que el maltrato en el hogar es una historia de las cavernas'. Pero no, es lo que ocurre a diario en la privacidad de muchos hogares, más de los que pensamos. Mujeres de todo el mundo, de diferentes clases sociales y niveles de preparación sufren día a día torturas, golpes, castigos e insultos. (Grisolía González, 2001:14) Por ejemplo, María Isabel transcurrió unos largos 12 años al lado de quien fuera su único novio y luego esposo. Un tipo muy bien parecido, alegre, contador de chistes, amable con sus' parientes y defensor de los derechos de la comunidad. El jardín, los perros, el trabajo, reuniones sociales. Todo bien. Incluso cuando las preguntas "imprudentes" de parientes y amigos arrancaban miradas de perturbación." ¿qué te pasó en el ojo?; ¿qué es ese morado en la pierna?; ¿y qué se hizo la vajilla que les regalé en el matrimonio?; ¿por qué la silla partida? Sólo vecinos y algunos curiosos compartían la verdad: frecuentes golpizas, gritos, llantos y pequeños que cargaban con un peso superior al bulto escolar cada mañana. Algunos intentos de denuncias se quedaban tras el bostezo de un efectivo policial: "En pleitos de marido y mujer, nadie se puede meter". Aunque de eso ya transcurrieron otros 13 años y finalmente se produjo el divorcio, María Isabel hoy lamenta el no haber logrado dar "al menos una lección" a su ex marido "para que no repita su conducta con otras mujeres". (Calzadilla, 1998) Como es evidente, estas tres citas se refieren a la violencia contra la mujer, un problema que adquirió prominencia mundial a partir de 1993, con la consecuente resonancia en el ámbito venezolano a partir de 1998. Es esa resonancia la que me lleva a seleccionar la victimización de la mujer para ejemplificar el discurso moral, pero he podido referirme o otros tipos de victimización, por ejemplo, por concepto de drogas (1) o por lo que solemos llamar "la delincuencia común" (2). Y hago esta aclaratoria sólo para prevenir contra la idea que los próximos comentarios tienen como blanco a los que abogan por los derechos de la mujer. Pido no confundir el ejemplo con el argumento general de fondo.

    Porque lo que quiero plantear es que, aun cuando la denuncia sea importante, debemos tener cuidado con ella, dado que el discurso moral puede entrañar problemas. Uno de ellos es el desinterés por la realidad, esto es, una condición desde la cual lanzamos afirmaciones de excesiva contundencia sobre la naturaleza del problema que estamos denunciando. Por ejemplo, y para referirme únicamente a las citas anteriores, debemos preguntar si los "exhorbitantes costos humanos y económicos" se observan en cada caso de violencia contra la mujer, o únicamente en el cúmulo de casos conocidos. De igual manera, tenemos que preguntar ¿cómo se llegó a la estimación que 75% de las mujeres de algunos países son maltratadas?, ¿qué se entiende por "maltrato"?, y ¿cuál es el período de referencia para entender su incidencia (el último año; toda la vida conyugal, etc.)? También podemos preguntar si la incidencia de la violencia contra la mujer es igual en cada clase social. Si no nos cuidamos, la crítica puede encerrar una imagen dudosa, o por lo menos imprecisa, de la realidad objeto de atención.

    Otro problema asociado a la denuncia es que podemos tender hacia la inactividad, al olvidar que después de la crítica debería venir una propuesta para resolver el problema. (3) O, en una variante casi igual, nos limitamos a lanzar propuestas generales y superficiales sobre lo que se debería hacer. Por ejemplo, la Directora Ejecutiva del Fondo de las Naciones Unidas para el Desarrollo de las Mujeres, antes citada (Heyzer, 2000), propuso--en marzo de 1999--cinco puntos "concretos" para combatir la violencia contra la mujer: 1) designar el 25 de noviembre como Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres; 2) asegurar que todos los países del mundo pongan fuera de la ley a la violencia en el hogar; 3) afirmar que toda mujer tiene el derecho a ser protegida contra quienes la amenazan; 4) documentar los progresos y...

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